Energía y radioactividad
La radiactividad es un fenómeno físico que conlleva la emisión espontánea de partículas o radiaciones, o de ambas a la vez, procedentes de la desintegración de determinados nucleidos que las forman, por causa de un arreglo de su estructura interna.
Concretamente, hay ciertas sustancias, en nuestro caso minerales, que tienen núcleos atómicos inestables que conocemos como radionucleidos. Estos núcleos se transforman de forma espontánea en nucleidos diferentes perdiendo energía en forma de rayos de partículas, a veces acompañados de rayos de ondas electromagnéticas, para alcanzar unos núcleos atómicos más estables y de menor masa, ya que en el proceso en pierden por desintegración.
Los rayos que emiten estos minerales se denominan, según el caso, rayos alfa, rayos beta o rayos gamma, y pueden penetrar en cuerpos opacos, ionizar el aire, impresionar placas fotográficas y excitar la fluorescencia.
La radiactividad puede ser natural o artificial. En el caso de los minerales, la radiactividad es natural, porque la poseen en el estado natural, a diferencia de la radiactividad artificial, donde la radiactividad ha sido inducida por irradiación.
La radiactividad fue descubierta en 1896 por Antonie-Henri Becquerel, que cuando estaba haciendo estudios sobre la fosforescencia y la observó en el uranio.
La radiactividad está directamente relacionada con otro aspecto físico: la energía. La energía es una magnitud física que es un atributo presente en cualquier sistema físico y que se puede manifestar en forma de trabajo útil, de calor, de luz u otras maneras. Está muy relacionada con el trabajo, la entalpía, la entropía y, en física nuclear, la masa.
Algunos elementos radiactivos como el uranio o el torio son formadores de especies de minerales que pueden explotarse para extraer estos elementos y utilizarlos en multitud de aplicaciones: energía nuclear, medicina...
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