Meteoritos
Un meteorito, o aerolito, es un cuerpo natural originado en el espacio exterior que sobrevive al impacto con la superficie terrestre.
Los meteoritos entran en la atmósfera terrestre a una gran velocidad (de 11 a 74 km / s). Cuando la atraviesan, se calientan por el rozamiento con el aire, las moléculas de aire absorben parte del calor que desprende el meteorito y pasan a un estado excitado o bien se ionizan. Como este estado es muy inestable, las moléculas de aire tienden a volver a su estado fundamental (es decir, en el estado de menor energía) y, al hacerlo, emiten luz visible. De este modo, vemos la trayectoria del meteorito porque dibuja un trazo luminoso (visible especialmente de noche) para las moléculas que va dejando mientras cae.
La mayoría de meteoritos que entran en la atmósfera se volatilizan antes de llegar a tierra por el elevado aumento de temperatura que experimentan. Los que llegan a tierra y, por tanto, conservamos, es porque tenían una masa superior y por lo tanto, a pesar de las moléculas que pierden mientras están cayendo, llegan a tierra todavía sólidos.
El origen extraterrestre de los meteoritos no fue aceptado hasta el 1803. Por esta razón, el número de meteoritos registrados hasta ahora es de sólo 2.300. En el Museo de Mollfulleda de Mineralogía podéis ver una muestra.
El museo hace años que apuesta por la divulgación de todo lo que tiene que ver con el mundo de los minerales desde todos los ámbitos y por eso hay un espacio llamado La mirada táctil, un viaje táctil a través de los cuatro elementos fundamentales que constituyen el universo: el fuego, el agua, el aire y la tierra, según el filósofo griego Empédocles del siglo V aC y donde puede tocar, además de mirar, un meteorito. Es un espacio de interpretación táctil dirigido a todo el mundo pero especialmente adaptado y diseñado para aquellos visitantes que presentan algunos tipos de dificultades visuales, ceguera o movilidad reducida.